Desde el miércoles en la mañana hasta el jueves en la noche estudiantes han salido a varios puntos estratégicos de la ciudad para manifestar su sentir pese a la represión policial. Entre tanto, medio no informan al respecto.
Manifestaciones espontáneas de estudiantes en zonas estratégicas en Santiago de Chile provocaron el colapso vial en varias partes de la región metropolitana en la noche de este jueves.
Autoridades indicaron que en la plaza Armas de Maipú y en las principales estaciones del metro, varias decenas de jóvenes bloquearon el acceso para exigir al Gobierno de Michelle Bachelet acelerar la reforma educativa que garantice la gratuidad de la formación a nivel universitaria.
Aunque los carabineros hicieron uso de chorros de agua y gases lacrimógenos para despejar las vías, los jóvenes se volvían a concentrar para impedir el desarrollo normal del tránsito.
Hechos similares se repitieron en los municipios de Macul, Ñuñoa y Providencia.
Entre tanto, otro grupo de estudiantes manifestaron ampliamente su disgusto por la desinformación en los medios de comunicación local.
Este mismo jueves, pero más temprano, el padre Mariano Puga, presidió una liturgia con estudiantes para orar por la gratitud nacional y expresó: "La violencia la genera la desigualdad. Hablemos de cambiar la Educación, de Reforma y de un Chile sin excluidos!"
En contexto
El miércoles medio millar de estudiantes secundarios chilenos marcharon por varios puntos estratégicos del centro de Santiago. Pese a no haber sido autorizadas por la Intendencia (gobernación), las manifestaciones espontáneas y las barricadas se activaron, lo que propició la actuación inmediata de la Policía. La jornada acabó con enfrentamientos y alrededor de 95 detenidos, 39 adultos y 56 menores de edad.
Las protestas se enmarcan en la intención de gremios estudiantiles de aumentar su lucha hasta que el Gobierno envíe al Congreso el proyecto de ley que regirá bajo nuevas directrices la educación superior a nivel nacional.
La promesa de esta reforma educativa que reemplazará el actual sistema educativo heredado de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), es uno de los pilares del Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, y es sobre la que se sustenta su segunda reelección en 2014.
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