Cada 12 de junio se conmemora el día Mundial contra el Trabajo Infantil este hecho para condenar la esclavitud infantil en todo el mundo.
Este año, el Día mundial contra el trabajo infantil está dedicado al trabajo infantil en las cadenas de producción. Con 168 millones de niños que todavía son víctimas del trabajo infantil, todas las cadenas de suministro, de la agricultura a la manufactura, de los servicios a la construcción, corren el riesgo de que el trabajo infantil esté presente.
El organismo internacional advierte que la violencia, la explotación y el abuso frecuentemente están a cargo de personas que el niño conoce, incluyendo los padres y madres, otros familiares, cuidadores, maestros, autoridades policiales, agentes estatales y no estatales, y otros niños.
Esta es la historia del niño paquistaní Iqbal Masih quien con tan solo cuatro años de edad, su padre lo entregó al dueño de una fábrica de alfombras a cambio de un préstamo para pagar la boda de su hijo mayor. Una infancia enrarecida en la que unas manos en pleno crecimiento se vieron obligadas al trabajo infantil forzoso por endeudamiento, una de las formas de esclavitud infantil.
Al igual que Iqbal Masih, que comenzó a trabajar 12 horas diarias para pagar la deuda familiar que aumentaba con los intereses y con los nuevos préstamos que hacía su padre, coincide con las 14 horas diarias a las que estaban sometidos madres y niños de la fábrica Rana Plaza de Bangladesh, un país ubicado al sur de Asia en la que se calcula que un mil 127 personas murieron y otras sufrieron graves mutilaciones, luego de derrumbarse la factoría en abril de 2013, lo que supone para Julia Castro, del portal gurbrevista.com “la peor tragedia industrial en la historia” de Savar en el distrito de Daca, capital del país.
“Rana Plaza era una fábrica textil de ocho plantas en la que trabajaban en condiciones infrahumanas, de sol a sol, más de cinco mil personas, todas ellas contratadas para la confección de ropa” para marcas como Grupo Benetton, The Children’s Place, DressBarn, Mango, Monsoon, Primark y El Corte Inglés.
El testimonio de la niña Hajira de ocho años de edad relató a Castro cómo machacaba viejas baterías de teléfonos móviles hasta extraer la varilla de carbono y poder reutilizarla. “El trabajo de una jornada nos permite comer cada dos días”, afirma la niña.
La articulista citó a la Confederación Española de Religiosos (Confer), que vislumbró que “puede ser que los plátanos que comemos y el café que degustamos estén empapados con el sudor de muchos niños y niñas latinoamericanos o africanos. Puede ser que las alfombras que pisamos estén tejidas por esclavos paquistaníes; cortinas, camisas, joyas y otros productos manufacturados podrían ser fruto del trabajo oculto y forzado de menores en la India; balones y juguetes de nuestros niños podrían gotear sangre de tantos menores asiáticos y caribeños”.
¿Quién está detrás de una ropa de marca?
Recientemente el sitio web Solidaridad publicó un artículo de Marina Ponce en el que invita a la reflexión sobre “¿Qué hay detrás de una etiqueta que dice “vestido a 9 €”, o “precios sin competencia”? ¿Qué hay detrás de un juguete, o de unas zapatillas, o de un móvil, detrás de una publicidad de cosméticos, o de determinadas marcas,…? Miremos detrás de esas etiquetas, de esos precios, de esa publicidad…”.
El primero de mayo de 2014, el presidente del Frente para la Liberación de Trabajo Forzado de Pakistan (BLLF), Ehsan Ullah Khan, y quien liberó al niño esclavo paquistaní Iqbal Masih, recuerdó que Iqbal Masih “era como un hijo para mí, y él me veía como un padre”, al tiempo que aseguró que “cuando compramos una prenda de Inditex, compramos a 5 niños esclavos”, en la conferencia “40 años liberando esclavos”.
Tras la detección de los talleres que Inditex tiene en Paquistán, India y Bangladesh por parte del Frente para la Liberación del Trabajo Forzado y por los que los directivos afirmaron haber hallado solo nueve casos de esclavitud infantil en los 47 países donde funcionan sus talleres textiles, cuando se les interrogó sobre el hecho de por qué confeccionan sus prendas en naciones tan alejadas, subrayaron que España no cuenta con el talento capacitado para llevar a cabo la producción necesaria. Eshan Ullah Khan tildó estas afirmaciones como “una ofensa a la sociedad española donde viven 40 millones de personas y un 25 por ciento de su población activa está en paro”.
A ello se le suma otro caso descubierto en octubre de 2014 por el ministerio del Trabajo de Brasil cuando hallaron otros 33 talleres relacionados a Zara, en el que al menos dos de ellos mantenían en condiciones de hacinamiento, condiciones insalubres de trabajo y salarios de miseria a al menos 15 inmigrantes de Bolivia y Perú. En una jornada de hasta 16 horas diarias se calcula que cinco menores de edad estaban sometidos a condiciones “terribles y todo para ganar entre 90 y 130 euros (unos 95 dólares o 137 dólares) y estar endeudados con las mafias. La situación era muy, muy grave”.
El continente asiático y el Pacífico se registra la cifra más alta de niños trabajadores
Al tomar de nuevo el ejemplo del continente asiático y el Pacífico se registra la cifra más alta de niños trabajadores, lo que se traduce a 78 millones o el 9,3 por ciento de menores, mientras que en África Subsahariana se reconoce como la región que concentra la más alta incidencia de trabajo infantil, 59 millones superando el 21 por ciento.
En América Latina y el Caribe alrededor de 13 millones de niños se ven obligados a trabajar, lo que representa el 8,8 por ciento, mientras que el Medio Oriente y África del Norte existen 9,2 millones de niños, contemplado en 8,4 por ciento.
Aunque la Unicef declara el 12 de junio como día mundial contra el trabajo infantil, es oportuno vincular el hecho con la fecha que hoy convoca a la población mundial para decir que los niños entre cinco y 14 años de edad trabajan, los cuales representan el 44 por ciento del total, mientras que de 12 a 14 años es el 28 por ciento, lo que coincide con los niños de 15 a 17.
Trabajo infantil
En ese orden el organismo internacional denomina el trabajo infantil como todo trabajo que supera una cantidad mínima de horas dependiendo de la edad del niño o niña y de la naturaleza del trabajo:
- Entre 5 y 11 años: al menos una hora semanal de trabajo remunerado o 28 horas semanales de trabajo doméstico.
- Entre 12 y 14 años: al menos 14 horas semanales de trabajo remunerado o 28 horas semanales de trabajo doméstico.
- Entre 15 y 17 años: al menos 43 horas de trabajo remunerado o de trabajo doméstico semanales.
Respecto a la agricultura y el trabajo doméstico, el primero sigue siendo el rubro que emplea a mayor número de niños, es decir 98 millones o el 59 por ciento, mientras que los menores detectados en la industria se registran unos 12 millones. Sobre el trabajo doméstico se encuentran inmersos 15,5 millones de niños. La mayoría son niñas.
La Organización Internacional del Trabajo puntualiza que para disminuir el trabajo infantil hay que invertir en la protección social, centrada en una educación formal, sin embargo, el aumento de esta actividad en los niños indica la dificultad para eliminar las peores formas de explotación para 2020.
Para el director general de la OIT, Guy Ryder "la protección social, junto a la educación formal de calidad, universal y obligatoria al menos hasta la edad mínima de admisión al trabajo, el trabajo decente para los adultos y los jóvenes en edad de trabajar, una legislación eficaz y un diálogo social consolidado, forman parte de una respuesta adecuada al trabajo infantil". “Proteger a los niños mientras trabajan”
El pasado 22 de enero Bolivia defendió en Bruselas su ley de trabajo infantil, en la que la representante de UNICEF en Bolivia, Marcoluigi Corsi, argumentó que "para nosotros no se trata de legalizar el derecho de los niños a trabajar, sino de proteger a los niños mientras trabajan” a partir de los 10 años de edad.
La norma ha provocado polémica entre los organismos internacionales y aunque a la OIT le correspondía pronunciarse en febrero pasado no lo hizo. Ahora bien, la Unicef y otras organizaciones europeas respaldan la innovadora ley luego de que Corsi afirmara que “debido a que erradicar el trabajo de menores no es posible por el momento, queremos acompañar a Bolivia en este proyecto mientras toma las medidas y crea las estructuras para erradicar las causas que llevan a que los menores tengan que ayudar a sus familias”.