"Es un crimen de guerra”, dijo Anthony Lake, director general de Unicef, en la sede de la ONU en Nueva York al referirse al bombardeo a una escuela en la provincia siria de Idlib.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) denunció este jueves la muerte de 22 niños como consecuencia de un bombardeo que destruyó la escuela donde se hallaban, en la provincia siria de Idlib.
Foto: EFE
“Es una tragedia, una salvajada. Si ha sido deliberado, es un crimen de guerra”, dijo Anthony Lake, director general de Unicef, en la sede de la ONU en Nueva York.
Según Unicef, el suceso puede tratarse del “ataque más mortífero contra una escuela desde que empezó la guerra hacia más de cinco años”.
Se informó que seis maestros murieron también como resultado de ese ataque.
Previamente, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos había informado de que el ataque había acabado con la vida de al menos 22 civiles, 14 de ellos niños, aunque ya advertía de que la cifra podía aumentar.
Según esta ONG, el ataque contra este complejo escolar de la localidad de Has fue llevado a cabo por aviones de guerra rusos.
Mientras, Unicef no dio ninguna indicación sobre la autoría del ataque ni señaló tampoco si se trató de un bombardeo aéreo, aunque sí dijo que la escuela fue golpeada de forma “repetida”.
En declaraciones a los periodistas en la sede de Naciones Unidas, el embajador ruso ante la ONU, Vitaly Churkin, describió el suceso como “horrible” y dijo no tener información sobre el mismo, pero confió en que su país no esté involucrado en él.
La provincia de Idleb está controlada casi totalmente por el Frente de la Conquista del Levante (exfilial siria de Al Qaeda) y otras organizaciones armadas islámicas e insurgentes.
Entre el 20 y el 25 de octubre, medio centenar de personas murieron, entre ellas diez menores y trece mujeres, por los bombardeos de la aviación siria y rusa en Idleb.
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