Estudiantes secundarios también son llamados a participar en la protesta, que tiene como objetivo presionar por la gratuidad universal de la educación, la mejora de su calidad y el fin al lucro.
La Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) llamó nuevamente a un paro indefinido desde el venidero miércoles 1 de junio y convocó a profesores y secundarios a sumarse a una jornada de movilización.
El dirigente estudiantil, Gabriel Iturra, dijo que esperan que la ofensiva contra el gobierno abra la posibilidad de analizar los tres ejes propuestos por el movimiento estudiantil "educación pública, marco regulatorio y financiamiento".
"Hemos decidido materializar esta ofensiva en el sentido de que ya no solamente se va a tratar de universidades, las que posiblemente van a paralizar, sino que también en este caso el llamado es a los centros de formación técnica (CFT), a los Institutos Profesionales (IP), en conjunto con los estudiantes secundarios y también los profesores", sostuvo.
Asimismo, informó que planifican un paro multisectorial y una marcha para el venidero 9 de junio, mientras esperan por los resultados de la reunión que tendrán los presidentes de los partidos de la Nueva Mayoría con la ministra de Educación, Adriana Delpiano.
La radicalización del movimiento estudiantil se suma a las manifestaciones realizadas durante la semana pasada, entre ellas, una movilización frustrada por autoridades el pasado jueves 26 de mayo.
Por su parte, el vocero de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), Diego Arraño, indicó que “tenemos un Gobierno que todo lo que ha hecho, todas las reformas y todas las leyes, es en pos de beneficiar al empresariado, y dejando en desmedro al movimiento social y al pueblo de Chile”.
“Tenemos la clara necesidad de construir una reforma para y por el pueblo. No puede ser que hoy la reforma sea construida entre cuatro paredes, en un cónclave dentro del ex Congreso. Entonces, nos parece hoy inaudito que el movimiento social no tenga incidencia dentro de la reforma”, enfatizó Arraño.
En contexto
La mandataria chilena, Michelle Bachelet, promulgó en septiembre pasado una reforma tributaria, mediante la que pretende recaudar ocho mil 300 millones de dólares anuales para financiar la reforma educativa y gastos sociales.
Los estudiantes afirman que la reforma no cumple con sus expectativas y tampoco con las promesas hechas por el Gobierno, porque "el proyecto no da gratuidad universal y no acaba con el lucro".
Las normas actuales de funcionamiento del sistema educativo chileno rigen desde la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y son rechazadas desde hace años por la sociedad.
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