Editorial. Muchos son los vacios en el tema de mecanimos y soluciones concretas que tienen los estudiantes en paro indefinido, porque no existe una organización estudiantil establecida, no hay un cuerpo estructural que pueda soportar las dificultades del movimiento y no hay una base sólida en la cual se pueda fundamentar su coherencia y su legitimidad. Vemos con mucha preocupación que se desgasten mecanismos contundentes en pro de intereses particulares que no tienen nada que ver con las luchas estudiantiles.
El Paro Indefinido en Colombia denota tres cosas:
1. No existe una cohesión colectiva entre los actores agrupados en distintas organizaciones porque no designan y asumen sus propias responsabilidades en la coyuntura, sólo asumen una responsabilidad política derivada de sus directos grupos políticos patrocinadores.
2. No hay coherencia entre el discurso y la acción, no permiten la estructuración en una organización concreta y actúan sobre presupuestos y discursos que no tienen aplicabilidad a nuestra época y mucho menos a nuestra realidad, asumen el impulso de un pseudo-movimento que se torna amorfo, que no define participación concreta de sus integrantes y tampoco define representatividad.
3. Una total e irresponsable improvisación en la que incluyen con sus irregulares decisiones a todos los estudiantes de universidades e instituciones públicas e incluso privadas.
Hay formas de formas de hacer las cosas, pero no siempre son las mas acertadas, el paro indefinido en Colombia en un síntoma de que los estudiantes no saben para a dónde van ni de donde vienen. En estos momentos no existe una legislación eficiente que proteja los intereses colectivos, no hay actores capaces de asumir una condición representativa de estas organizaciones ante el público, no hay fuerza, no hay debate, no hay diálogo ni construcción de un verdadero movimiento porque simplemente se han pensado en las cosas sobre la marcha y sobre lo que salga en la víspera. Las cosas sin planificación y sin organización están condenadas a morir lenta o intespestivamente, disolviendose sin resultados favorables tanto para los estudiantes, perjudicados en tiempo real para sus vidas y con costos económicos, como para las mismas instituciones que son las más perjudicadas no sólo en el objeto de su función sino en términos económicos y presupuestales.
Si se quiere construir un movimiento serio, hay que analizar, discutir, planificar y organizar un asunto serio que de verdad acoja a todos los sectores estudiantiles y que realmente represente los intereses colectivos de todos los estudiantes pero sobre todo de la educación como derecho y bien público universal. Olvidémonos de los colores, partidos, movimientos, pensamientos y consignas desgastadas y pensemos seriamente sobre los procesos y la construcción con coherencia, racionalidad basadas en la aplicabilidad de las normas y las leyes establecidas, las cuales fueron escritas para ser aplicadas y correctamente argumentadas.
Los procesos que surgen del desconocimiento de la norma y las condiciones de los diferentes sectores, no tienen un desenlace claro porque terminan favoreciendo a aquellos que sólo buscan la conservación de las condiciones actuales y el detrimento cada vez más notorio de nuestros derechos.
Presidency WOS.
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